La música del café La Palma se cuela en el espacio reservado a los conciertos y de las 90 personas que habría, pongamos que la mitad no dejó de hablar hasta los dos últimos temas. Y eso que Pepo Márquez (haciendo un hueco en la gira con Grande Marlaska) había advertido de que habría dos partes: una silenciosa y otra ruidosa. Ni con esas acalló al personal. Así que acabó con ese tramo íntimo a las primeras de cambio, apenas 15 minutos después de empezar, y Andrés Perruca (batería) y Javier Vicente (guitarra) precipitaron su salida al escenario para reforzar la fragilidad que domina "De costa a costa", canción no demasiado habitual en sus directos. Y aún así, luchando contra los elementos, el concierto de The Secret Society fue ganando enteros tras superar un inicio lastrado por el ruido de fondo. En todo caso, ese formato básico todavía está lejos de convencer (y más si a la cabeza vienen, por ejemplo, Will Johnson o Mark Eitzel) como lo hace cuando se acompaña de electricidad y de la rotunda batería de Perruca (en el que era su último concierto con la banda), de manera similar a lo que pasaba con Arab Strab en su momento, sin que la fuerza suponga una pérdida en la sencillez y sinceridad que han hecho buenas sus composiciones. Así ocurre con las de su primer álbum ("Fight fire with fire", "Night makethings look bigger", "Man vs. Machine" -un terceto infalible- o "Sad boys dance!!", que se quedó casi para el cierre) y también las que avanzan su segunda entrega, nuevamente retrasada, con la delicada y silenciosa "The beautiful struggle of all small things" a la cabeza. No fue su mejor concierto, pero sí dejó unos cuantos momentos reseñables.
viernes, 25 de enero de 2008
jueves, 24 de enero de 2008
cambio climático
Me duele la espalda y tengo el cuello en estado de tensión absoluta. Llevo toda la semana escuchando a La Mode. Estoy tirando a saturado de trabajo. Estoy tirando a saturado en general. El sábado a las 5.45 vuelo a París después de que hace un par de días se frustrase un posible viaje a Brighton. En fin, siempre nos quedará París.
Y tengo dos opciones: hablar de algo o hablar por hablar. En principio me quedo con lo segundo, así que hablemos por hablar, el programa que lanzó a Gemma Nierga a la ventana y que tuvo su mejor momento con Mara Torres. También podemos hablar del tiempo, que es de lo que se habla cuando no hay nada de lo que hablar, aunque hay conversaciones que todavía pueden resultar más estúpidas. Algo así como "¿Dónde vas?" "Manzanas traigo". O lo que decía mi abuela: "Como sé que te gusta el arroz con leche... por debajo de la puerta te meto un ladrillo".
En definitiva, que el tiempo está loco loco loco. Rozando los 20 grados en pleno mes de enero. Comentario de uno que ayer pasaba por la calle de al lado: "Desde que se murió Franco ya no hay inviernos". Cuánta razón tenía el hombre: es lo que tiene tirarse casi 40 años de invierno generalizado.
Tampoco me voy a liar mucho más, que vamos camino de las tres y me levanto a las siete (tengo bastante trabajo atrasado, aunque por lo menos esta noche he dejado terminado lo que debía). Mañana me voy a ver a The Secret Society en La Palma, y si me gusta lo mismo dejo por aquí unas líneas; lo digo por ir avisando. Están bien las sociedades secretas, aunque nunca he formado parte de ninguna. Tampoco de los boy scout; sólo del equipo cadete de basket, del coro del colegio (pero poco, porque no tengo oído, sino oreja) y de los yonquis de mi barrio (esto es mentira, porque en mi barrio no hay yonquis, sólo gente mayor, una peluquería, un asador de pollos, una agencia inmobiliaria ahora con poca actividad y un oficina de seguros Pelayo donde antes había una chocolatería que cerró porque se ve que aquí no nos va mucho el chocolate).
Termino: ya estamos a 24 de enero. Y no nieva ni nada parecido. La previsión anuncia buen tiempo para el fin de semana, y a la vuelta puede que camben las cosas. El año pasado a estas alturas sí que había nieve. Que me acuerdo yo como si fuera ayer.
Y tengo dos opciones: hablar de algo o hablar por hablar. En principio me quedo con lo segundo, así que hablemos por hablar, el programa que lanzó a Gemma Nierga a la ventana y que tuvo su mejor momento con Mara Torres. También podemos hablar del tiempo, que es de lo que se habla cuando no hay nada de lo que hablar, aunque hay conversaciones que todavía pueden resultar más estúpidas. Algo así como "¿Dónde vas?" "Manzanas traigo". O lo que decía mi abuela: "Como sé que te gusta el arroz con leche... por debajo de la puerta te meto un ladrillo".
En definitiva, que el tiempo está loco loco loco. Rozando los 20 grados en pleno mes de enero. Comentario de uno que ayer pasaba por la calle de al lado: "Desde que se murió Franco ya no hay inviernos". Cuánta razón tenía el hombre: es lo que tiene tirarse casi 40 años de invierno generalizado.
Tampoco me voy a liar mucho más, que vamos camino de las tres y me levanto a las siete (tengo bastante trabajo atrasado, aunque por lo menos esta noche he dejado terminado lo que debía). Mañana me voy a ver a The Secret Society en La Palma, y si me gusta lo mismo dejo por aquí unas líneas; lo digo por ir avisando. Están bien las sociedades secretas, aunque nunca he formado parte de ninguna. Tampoco de los boy scout; sólo del equipo cadete de basket, del coro del colegio (pero poco, porque no tengo oído, sino oreja) y de los yonquis de mi barrio (esto es mentira, porque en mi barrio no hay yonquis, sólo gente mayor, una peluquería, un asador de pollos, una agencia inmobiliaria ahora con poca actividad y un oficina de seguros Pelayo donde antes había una chocolatería que cerró porque se ve que aquí no nos va mucho el chocolate).
Termino: ya estamos a 24 de enero. Y no nieva ni nada parecido. La previsión anuncia buen tiempo para el fin de semana, y a la vuelta puede que camben las cosas. El año pasado a estas alturas sí que había nieve. Que me acuerdo yo como si fuera ayer.
domingo, 20 de enero de 2008
Si se mueven, mátalos
Fotogramas del delirio entre tú y yo. 24 por segundo. Muévete. Mátalos. Dispara. Si se mueven, acaba con ellos. No lo dudes. Sam Peckinpah observa la escena con curiosidad. El miedo que tienes. El miedo que tengo. El diario de nuestra vida: madrugada, mañana, tarde y noche. Y vuelta a empezar. El bucle infinito. ¿Te acuerdas? Un western urbano. Vamos a jugar a indios y vaqueros, a policías y ladrones; y que ganen los buenos, claro. ¿Me escuchas? Todo pasa en abril, y esta vez no iba a ser menos. Me ha dicho Houllebecq que es mediodía y el terror se instala. Cruzamos el puente, por Santa Teresa, en un coche de caballos. Te miro y me miras. Será la humedad. Me caen goterones de sudor. O son lágrimas. Les falta sal. No quiero estar aquí, pero dónde entonces. Los Smiths decían que hay chicas más grandes que otras. ¿Eres una de ellas? Quiero ser John Wayne. Siempre, para acabar en un cuadro de Warhol, para ser una estrella del pop y no tener que hacer esto, para olvidarme de ti y que tú siempre me encuentres, en miles de colores, exprimiendo la gama pantone. Soy CMYK. Soy verdegris. No quiero saber qué es lo que va a pasar, así que si lo sabes, cállate. Por favor. Podemos hablar, si quieres. Todo pasa en abril, ya lo decía. Te vi pasar, camino a un verano de catástrofes. El calor puede conmigo, así que aprovéchate y escapa. ¡Escapa! Ahora que puedes, hazlo. Me sube la fiebre. Se han movido. Ana, te juro que se han movido. ¡Se han movido! Se mueven, ¿no lo ves? Se mueven. Se mueven. Allí están. Se mueven. Creo que he oído un disparo.
jueves, 10 de enero de 2008
in it for the money (60.000 euros). sarko, obama, bimba y yo
Lo dejo claro desde el principio: Denzel Washington me aburre soberanamente. Y en “American Gangster” también. La película está pasable, ni fu ni fa, con esos matices tan previsibles en los personajes pero también con sus cosas buenas, entre ellas las escenas más directamente relacionadas con la vida “in the ghetto”. Pero qué bien si hubiesen aparecido Public Enemy o Isaac Hayes. Y mejor si sonase “Shaft” en las escenas de ambientación disco. O que Denzel Washington se hubiese quedado en Vietnam. O Russell Crow -otro aburrido, aunque menos- le hubiese dicho al final “tu a Boston y yo a California”. Y todos tan felices y aquí no ha pasado nada, que parece que es lo que pasa, aunque antes se hubiesen quedado unos cuantos cadáveres a tiro limpio y otros tantos víctimas de sobredosis. Pero eso es secundario.
Por lo demás, la novedad es que no hay novedad. Los Reyes bien, gracias. La República está a la espera. Hay encuestas de precampaña y Barak Obama parece que le toma la delantera a la sosa de Hillary Clinton. Otra cosa será medir al bueno de Obama ante el candidato republicano y no sólo frente a sus adversarios demócratas. Por cierto, lo mismo sería buen actor; a mí me pegaba más que el pesado de Denzel Washington, y si Reagan hizo western, por qué un demócrata no iba a poder hacer de gangster. Bueno, que me voy de mi tema que no es otro que Sarkozy. O mejor: Carla Bruni. Seguimos con un retraso del carajo. Mientras que aquí nos emocionamos con que la mujer de ZP cante ópera, en Francia tienen a una modelo y cantante (y buena cantante además) como futura primera dama. Y encima el tío habla de ello sin problemas en la rueda de prensa. Así que me largo a casa y busco mis cd’s de Carla Bruni, por aquello de la libertad, igualdad, fraternidad.
Dice una antigua compañera de facultad como frase de entrada en su msn que “el amor es amistad con momentos eróticos”. Y lo remata con un carpe diem que ni “El club de los poetas muertos”. Pues no sé: en este momento vital me cuesta más la amistad que el amor, pero a lo mejor es cuestión de puntos de vista. Pero si al amor le quitas esos momentos eróticos (que no se los quito ni harto de vino) queda la amistad; en la amistad en cambio no hay donde restar. Esto me ha salido así, un poco ñoño, pero debe ser la influencia del amor a la francesa Sarkozy-Bruni, aunque ya hay algún detalle que augura fracaso a medio plazo en la relación. ¿No va Sarko y le regala a Carla el mismo anillo (no el mismo mismo, pero sí igual) que en su día le regaló a su ex?. Desde ya te lo digo Sarko: no son maneras.
Hasta aquí la crónica rosa. Si quieren saber más, lo mejor es el Tomate, luego El País o El Mundo. Y La Razón, que por cierto es el periódico más divertido de los que se venden en España. Con Anson al frente, colaboradores del tipo Ussía, el diario nacionalista catalán Avui en la órbita, el ex Troglodita Sabino Méndez como columnista, un tío (del que no revelo su nombre para mantener cierto misterio) que simpatiza con el anarquismo escribiendo de sus cosas escondido por ah, una entrevista de última que los de El País han copiado con bastante descaro, lo del Pato Mandarín (otra vez Ussía) y firmas inventadas en la sección de deportes. En fin, que no tienen complejos. Y hace un mes o algo más, cuando se supo lo de que Amaia Montero dejaba La Oreja de Van Gogh, van y se marcan una doble página con posibles sustitutas, desde Paulina Rubio a Irantzu Valencia (La Buena Vida), pasando por Leonor Watling, que en Marlango ya se está poniendo pesadita y a lo mejor sí que necesita un cambio de aires (aunque no ese cambio, me temo).
Y desde aquí aporto yo mi candidata: Bimba Bosé, que no pega ni con cola, pero canta con su grupo The Cabriolets, baila con su tío y es musa o lo que sea de David Delfín, que podría vestir a los de La Oreja para la próxima gala de Los 40 Principales, que pierde glamour a pasos agigantados.
A todo esto, es la 1.20 de la noche, ya 10 de enero, y todavía no me había dignado en felicitar el año. Felicitado queda. Uf, es que voy con el tiempo justo, corriendo de lado a lado, y no me queda tiempo para nada. Tengo el cuello en estado de rigidez absoluta, escucho a Vitesse (un disco precioso con el título -en inglés- de “Lo que no puede ser, pero es…”), coloco en la estantería A John Irving y leo ahora “Rant” de Palahniuk al ritmo del lavavajillas que he puesto a las 23.05 por eso de aprovechar la tarifa nocturna. M duerme, que está cansada, y yo trasteo, que me siento insomne, y saco “Windows on the world” y leo párrafos a saltos y escucho a Leonard Cohen y pienso también en lo que no puede ser, pero es. Y sobre todo en lo que será, jugando a adivino sin echar las cartas.
Una última cosa: me llaman esta tarde del banco para ofrecerme un seguro de accidentes por una cuota neta de 14,50 (23,50 si la hacemos en pareja). Si me descalabro, 60.000 euros; si me quedo inválido y no puedo trabajar, 1.000 euros al mes durante cinco años, hasta hacer 60.000. Y la cuota mensual no varía el resto de mi existencia, que la señorita que llamó dijo que sería muy larga (la faltó añadir que próspera) y con salud. Y ahí arruinó su discurso: porque si voy a vivir mucho tiempo y con mucha salud, para qué carajo quiero una poliza de accidentes. Que me den primero los 60.000 euros y luego, si se tercia, hablamos.
Dice una antigua compañera de facultad como frase de entrada en su msn que “el amor es amistad con momentos eróticos”. Y lo remata con un carpe diem que ni “El club de los poetas muertos”. Pues no sé: en este momento vital me cuesta más la amistad que el amor, pero a lo mejor es cuestión de puntos de vista. Pero si al amor le quitas esos momentos eróticos (que no se los quito ni harto de vino) queda la amistad; en la amistad en cambio no hay donde restar. Esto me ha salido así, un poco ñoño, pero debe ser la influencia del amor a la francesa Sarkozy-Bruni, aunque ya hay algún detalle que augura fracaso a medio plazo en la relación. ¿No va Sarko y le regala a Carla el mismo anillo (no el mismo mismo, pero sí igual) que en su día le regaló a su ex?. Desde ya te lo digo Sarko: no son maneras.
Hasta aquí la crónica rosa. Si quieren saber más, lo mejor es el Tomate, luego El País o El Mundo. Y La Razón, que por cierto es el periódico más divertido de los que se venden en España. Con Anson al frente, colaboradores del tipo Ussía, el diario nacionalista catalán Avui en la órbita, el ex Troglodita Sabino Méndez como columnista, un tío (del que no revelo su nombre para mantener cierto misterio) que simpatiza con el anarquismo escribiendo de sus cosas escondido por ah, una entrevista de última que los de El País han copiado con bastante descaro, lo del Pato Mandarín (otra vez Ussía) y firmas inventadas en la sección de deportes. En fin, que no tienen complejos. Y hace un mes o algo más, cuando se supo lo de que Amaia Montero dejaba La Oreja de Van Gogh, van y se marcan una doble página con posibles sustitutas, desde Paulina Rubio a Irantzu Valencia (La Buena Vida), pasando por Leonor Watling, que en Marlango ya se está poniendo pesadita y a lo mejor sí que necesita un cambio de aires (aunque no ese cambio, me temo).
Y desde aquí aporto yo mi candidata: Bimba Bosé, que no pega ni con cola, pero canta con su grupo The Cabriolets, baila con su tío y es musa o lo que sea de David Delfín, que podría vestir a los de La Oreja para la próxima gala de Los 40 Principales, que pierde glamour a pasos agigantados.
A todo esto, es la 1.20 de la noche, ya 10 de enero, y todavía no me había dignado en felicitar el año. Felicitado queda. Uf, es que voy con el tiempo justo, corriendo de lado a lado, y no me queda tiempo para nada. Tengo el cuello en estado de rigidez absoluta, escucho a Vitesse (un disco precioso con el título -en inglés- de “Lo que no puede ser, pero es…”), coloco en la estantería A John Irving y leo ahora “Rant” de Palahniuk al ritmo del lavavajillas que he puesto a las 23.05 por eso de aprovechar la tarifa nocturna. M duerme, que está cansada, y yo trasteo, que me siento insomne, y saco “Windows on the world” y leo párrafos a saltos y escucho a Leonard Cohen y pienso también en lo que no puede ser, pero es. Y sobre todo en lo que será, jugando a adivino sin echar las cartas.
Una última cosa: me llaman esta tarde del banco para ofrecerme un seguro de accidentes por una cuota neta de 14,50 (23,50 si la hacemos en pareja). Si me descalabro, 60.000 euros; si me quedo inválido y no puedo trabajar, 1.000 euros al mes durante cinco años, hasta hacer 60.000. Y la cuota mensual no varía el resto de mi existencia, que la señorita que llamó dijo que sería muy larga (la faltó añadir que próspera) y con salud. Y ahí arruinó su discurso: porque si voy a vivir mucho tiempo y con mucha salud, para qué carajo quiero una poliza de accidentes. Que me den primero los 60.000 euros y luego, si se tercia, hablamos.
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