jueves, 24 de enero de 2008

cambio climático

Me duele la espalda y tengo el cuello en estado de tensión absoluta. Llevo toda la semana escuchando a La Mode. Estoy tirando a saturado de trabajo. Estoy tirando a saturado en general. El sábado a las 5.45 vuelo a París después de que hace un par de días se frustrase un posible viaje a Brighton. En fin, siempre nos quedará París.
Y tengo dos opciones: hablar de algo o hablar por hablar. En principio me quedo con lo segundo, así que hablemos por hablar, el programa que lanzó a Gemma Nierga a la ventana y que tuvo su mejor momento con Mara Torres. También podemos hablar del tiempo, que es de lo que se habla cuando no hay nada de lo que hablar, aunque hay conversaciones que todavía pueden resultar más estúpidas. Algo así como "¿Dónde vas?" "Manzanas traigo". O lo que decía mi abuela: "Como sé que te gusta el arroz con leche... por debajo de la puerta te meto un ladrillo".
En definitiva, que el tiempo está loco loco loco. Rozando los 20 grados en pleno mes de enero. Comentario de uno que ayer pasaba por la calle de al lado: "Desde que se murió Franco ya no hay inviernos". Cuánta razón tenía el hombre: es lo que tiene tirarse casi 40 años de invierno generalizado.
Tampoco me voy a liar mucho más, que vamos camino de las tres y me levanto a las siete (tengo bastante trabajo atrasado, aunque por lo menos esta noche he dejado terminado lo que debía). Mañana me voy a ver a The Secret Society en La Palma, y si me gusta lo mismo dejo por aquí unas líneas; lo digo por ir avisando. Están bien las sociedades secretas, aunque nunca he formado parte de ninguna. Tampoco de los boy scout; sólo del equipo cadete de basket, del coro del colegio (pero poco, porque no tengo oído, sino oreja) y de los yonquis de mi barrio (esto es mentira, porque en mi barrio no hay yonquis, sólo gente mayor, una peluquería, un asador de pollos, una agencia inmobiliaria ahora con poca actividad y un oficina de seguros Pelayo donde antes había una chocolatería que cerró porque se ve que aquí no nos va mucho el chocolate).
Termino: ya estamos a 24 de enero. Y no nieva ni nada parecido. La previsión anuncia buen tiempo para el fin de semana, y a la vuelta puede que camben las cosas. El año pasado a estas alturas sí que había nieve. Que me acuerdo yo como si fuera ayer.