domingo, 20 de enero de 2008

Si se mueven, mátalos

Fotogramas del delirio entre tú y yo. 24 por segundo. Muévete. Mátalos. Dispara. Si se mueven, acaba con ellos. No lo dudes. Sam Peckinpah observa la escena con curiosidad. El miedo que tienes. El miedo que tengo. El diario de nuestra vida: madrugada, mañana, tarde y noche. Y vuelta a empezar. El bucle infinito. ¿Te acuerdas? Un western urbano. Vamos a jugar a indios y vaqueros, a policías y ladrones; y que ganen los buenos, claro. ¿Me escuchas? Todo pasa en abril, y esta vez no iba a ser menos. Me ha dicho Houllebecq que es mediodía y el terror se instala. Cruzamos el puente, por Santa Teresa, en un coche de caballos. Te miro y me miras. Será la humedad. Me caen goterones de sudor. O son lágrimas. Les falta sal. No quiero estar aquí, pero dónde entonces. Los Smiths decían que hay chicas más grandes que otras. ¿Eres una de ellas? Quiero ser John Wayne. Siempre, para acabar en un cuadro de Warhol, para ser una estrella del pop y no tener que hacer esto, para olvidarme de ti y que tú siempre me encuentres, en miles de colores, exprimiendo la gama pantone. Soy CMYK. Soy verdegris. No quiero saber qué es lo que va a pasar, así que si lo sabes, cállate. Por favor. Podemos hablar, si quieres. Todo pasa en abril, ya lo decía. Te vi pasar, camino a un verano de catástrofes. El calor puede conmigo, así que aprovéchate y escapa. ¡Escapa! Ahora que puedes, hazlo. Me sube la fiebre. Se han movido. Ana, te juro que se han movido. ¡Se han movido! Se mueven, ¿no lo ves? Se mueven. Se mueven. Allí están. Se mueven. Creo que he oído un disparo.

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